Se paró y decidió conocer a es@ que lo seguía a todas partes, que parecía que se lo iba a comer, que parecía tan feroz, que lo atenazaba, que lo dominba y condicionaba constantemente.
Y mirando hasta sus entrañas l@ reconoció. Se reconció. A si mismo. Su dolor, su vergüenza, sus ganas de ser amado, su odio, su ira, su desazón… Sus heridas, sus palabras no dichas, su violencia, su deseo, su sexo, su torpeza, su melancolía, su abandono, su tristeza no llorada, sus ganas de vivir…
Esteban Miñarro Belzuz
Ilustración de Joan Jover